MINISTERIO DE CULTURA
DIRECCION GENER.ÄL DE BELL.ÀS ARTES,.A.RCHIVOS Y BIBLIOTECAS
SUBDIRECCION GENERAL DE ,{RQUEOLOGIÂ
Y ETNOLOGIA
SAI-]TL]OLA III
Eorr¿,:
Minísterio de Cultura
Dmnccró¡r:
Dr. M. A. García
Guinea
Coon¡rNacróN:
Migu'el
I.S.B.N.
:
A.
Puente Sañudo
84-7 483-282-9
Dppósrro Lec.¡rl: SA. 177-1982
Irrpnrue:
Artes Gráficas Resma
Prol. Marqués de la Hermida,
Santander/España
s/n.o
AQVA AVGVSTA. UNA INSCRIPCION CON LETRAS DE BRONCE DE MERIDA
JEAN HIERNARD
JOSE M.U ALVAREZ MARTINEZ
l)urante el curso de una estancia en Mérida a finales de septiembre de L974, con el fin de
III) y bajo
estudiar varia,s inscripciones por cuenta del Centro Pierre Paris (Universidad de Burdeos
los auspicios del Consejo Superio,r de Investigaciones Científicas, uno de nosotros (Hienard) tuvo' ocaco(no
sión de examinar y descifrar una importante inscripción romana aún inédita, que viene a aportar,
se verá, preciosos datos sobre uno,de los acueductos de la ciudad (1)'
a letras de
Se trata de una placa de mármol blanco que, en la Antigüedad, servía de so'po'rte
(n.o inv.
Museo
del
almacén
al
bro,nce hoy desaparecidas. Se hallaba colocada, hasta su reciente traslado
procedencia y en'
20.387), en la pared exterior de la salita de recepción del Teatro Romano. Sobre su
cuadre arqueológico se hablará más adelante (Alvarez)'
DnscnlpcróN (Fig.
1).
mide 1,215 ms. de long.,31 cms. de ancho, y 8 cms. de espesor. El campo epigráfico
interior, una cinta
está delimitado por un cuadro moldurado clásico cuyo perfil contiene, del oxterior al
plana y un talón vuelto al revés, cuya anchura total es de aproximadamente 4 cms. La moldura dibuja
pues
un pequeño saliente de 5 a 8 mms. por encima de la superficie útil, cuyas dimensiones so reducen
a 1,73 n1's. x 22 cns.
En el citado, campo epigráfico se practicaron 32 cavidades o'agujeros de fijación de dimensio'nes
y formas variadas (redondos, cuadrados, rectangulares), destinados a recibir las espigas de bronce que
sus elementos de
sujetaban las letra,s a la placa. En su estado actual, la inscripció'n ha perdido todos
La
placa
Pi'erre París, que
Nuestra gratitud se dirige especialmente al Profesor Robert Etienne, director del Centro
de Buruaga'
Sáenz
Alvarez
permitió a uno de nosotros acudir a Mérida a estuiliar aspectos de su epigrafía y a D. José
inscripción'
esta
publicación
de
director del Museo Nacional Romano de Mérida, que permitió el estudio y
(l)
JEAN HIERNARD - JOSE M,a ALVAREZ
222
broqlce, salvo un punto, triangular (fi5. 2, orificio n." 13) que nos iba a ser muy útil para el desciframiento del epígrafe. Además, en 19 de las 31 cavidades las espiguillas han aubsistido,, cortadas claramente por
el buril de los recuperadores de bronce, de igual manera que es todavía visible el relleno, de plomo que
aseguraba el empotramiento. No hay que dejar de decir que la o,peración do raptña que sufrió \a placa
debió desplazar ligeramente las espiguillas restantes, mientras que las otras serían arrancadas al misrno
tiempo que las letras y el plorno. Las profundidades que se observan en las doce cavidades que resultan
varían entre 2 y 3,30 cms. (2),
Fig.
l.-El
tablero de
la inscripción del Aqua Augusta, acueducto
emeritense de Cornalvo, en su estado
actual. (Fot. Barrera.)
Lrcrunl(Figs.2y3).
A primera vista se no,s ofrecía favorablemente una particularidad: la piedra, sin duda, por
de un perfil ligeramente más espeso en la bass que en la cima, estaba empotrada en el muro correotamente (ho,rizontalmente). Nuestro, segundo 1runto de apoyo residía en la presencia, en el n." 13, de
un 1runto' epigráfico intacto que permitía imaginar una inscripción de al menos dos palabras. Otras dos
cavidades (núms. 4 y 20) podían, po,r su posición central, haber recibido puntos, pero, a juzgar por la
exigüidad de la cavidad n.o 13, 7a hipótosis se desocharía por improbable.
IJn examen atento' de la organizactón de las cavidades nos llevaba bien pronto a los siguientes
resultados,: con toda evidencia, la primera letra era una A (cavidades nrims. 1,2,3) (3); una segunda,.4
debía corresponder a las tres últimas cavidades de la primera palabra (o'rificios núm,s. 10, 11, I2); quedaba claro que la penúltima letra no podía ser más que una Z (orificios núms. 7,8,9). Las cavidades
restantes (orificios núms. 4,5, 6) habían debido sustentar una única letra que, según su disposición, no
podía ,ser más que una, de las siguientes i C, G, O o Q.Desde entonces, la solución AQVA se imponía
por sí misma. Nos enco'ntrábamos con una placa que hacîa rcferencia (o servía para identificar) a un
Gâu¡SZr
acueducfo.
La consecuencia primera de este descubrimiento nos llevaba en buena lógica a ver en la segunda palabra un adjetivo, en femenino, coÍr urna A como última lelra (orificios núms. 30, 31, 32). Además, el conjunto 23-24-25 recordabamuchor auna V. Et sste es adio'de nuestrot Íazonamiento, todo el
resto ofrecía problemas. El conjunto, 14-15-16-17-18 podía bien corresponder a una M desequilibrada.
¿Pero qué hacer entonces con e,l número, 19 que no concorrdaba apenas coql 1o que seguía? Era más ló-
2l:
(2) N.o 2: 2 cms.; 5: 3,30 cms.; 14: 2,40 cms.; 15: 2,80 cms.; 17.. 2,50 cms.; 19: 2,50 cms.; 20: 2,50 cms.;
2,10 cms.;22: 2,40 cms.; 28:2,3O cms.; 29: 2,40 cms.) 32:2,60 cms.
(3)
Una mano anónima había grabado con punta dura la A visible en la fotografía.
AQVA AVGVSTA, UNA INSCRIPCION CON LtrTRAS DE BRONCtr DE MERIDA
223
gico, leer una V bajo 17-18-19 (igual forma qrc 23-24-25) y, en consecuencia, una A baio' 14-15-16, a
pesar de la aparente disimetría de las cavidades. De nuevo, so presentaba, en e,l emplazamiento de la tercera letra de la segunda palabra, un agrupamiento (núms. 20,2I,22) co'mp'arable a1 de la ,segunda letra
de la primera palabra (núms. 4,5,6), tesuelto esta vez en una G. De aquí se imponía 7a palabra AVGVSTA. Ciertamente, la serie 26-27-28-29 podía admitir varias so'lucio'nes, y se sabe que la S de bronce
deja a menudo' en el mármol tres cavidades superpuestas verticalmente y que la T se e,scribe frecuentemente con tres espiguillas dispuestas en triángulo (4); pero' estas variantes de fijación no, están ates'tiguadas más que por letras de gran tamaño, cuyo caso'no'es óste.
Fig.2.-Organización de las cavidades para las letras de bronce del letlero. Acueducto Aqua Augusta. Mérida'
Nos hemos quedado perplejos ante esta AQVA AVGVSTA recién nacida. Pero' una particu'
laridad debía ser constatada: sobre cuatro ,4 se enco,ntraban cuatro disposicio'nes diferentes de orificios,
una nqta disimetría para 7a tercera y un tamaño anormalmente reducido para la cuarta (5). Un estudio
sumario del material de co,mparación debía disipar nuestras dudas: estas letras no' estaban producidas en
serie, sino pieza por preza, corno vamos a ver a continuación (6).
ENsavo DE RECoNSrnuccróN DE LAS LETRAS DE BRoNCE (Fig. 3).
a)
Forma y dimensión:
En lo que concierne ala forma y dimensiones de las letras, la prueba de mayor peso teside
en las espigas subsistentes, en número de 19. No ,se ve más que la sección, redonda u oval; están generalmente en su lugar, pefo algunas están a medio, afl:ancaf y desplazadas (las núms' 3, 26 y 27 po't
ejemplo; la ospiga n.o 12 dibuja un saliente de 4,50 mms. po( encima de su empotramiento). Su diá-
(4) Véase J. Ch. Balty. Etudes sur Ia Maíson Carrée de Nîmes. Bruselas, 1960 (Col. Latomus, vol' XLVII)'
lám. XXVII; R. Amy "L'inscription de la Maison Carrée de Nîmes" en Comptes-Rendues de I'Académie des InsÜiptíons
et Belles Lettres, 1970 (1971), pá.9. 679.
(5) Midiendo, groso modo, a partir de los centros de las espigas o de las cavidades de fijación, se obtienen
las dimensiones siguientes:
A: friângt¡fo de 6,5 cms. x 6 cms. x 7,2 cms.
A: triá'ngulo de 7 cms. x 5,2 cms. x 7,5 cms
tercera A: triángulo de 7 cms. x 5 cms. x 6 cms.
cttarta A: triángulo de 6 cms. x 4,2 cms. x 6 cms.
(6) Infra, pág. .,.... y R. Amy, art, cit., pâe. 676.
primera
segunda
JEÀN HIERNARD - JOSE M.a AI/VAREZ
224
metro nos proporciona la anchura mínima de las astas de las letras. Cuando éstas han desaparecido, la
mortaja correspondiente permite una gran libertad de o,rganización teniendo en cuenta el hecho de que
las espiguillas no se encontraban siempre fijadas en el centro exacto dq las cavidades, como muestran
los ejempios núms. 9, lI y sobre todo 31. Este método permite, como se ve, restituir las siluetas.
Las dimensione,s de las letras son más hipotéticas todavía, pues las espiguillas no eran necesariamente fijadas en sus extremidades. En general, puntas y ensambladuras sobrepasan ampliamente la
zanade fijación. Sin embargo, la,9 yIaT de AVGVSTA nos ofrecen algunas garantías de precisión: la
cavidad superior de la T (n.' 29) que corTesponde quizá a la intersección de las dos astas delimitaúa Ia
altura de la inscripción; y ,sobre todo los dos orificio,s de fijación de la S (núms. 27 y 26) determinan una
banda eprgrâfica de 9,40 cms. que no debe estar muy alejada de la dimensión real. Pro'po,nemos, pues,
la partición siguiente:
-
campo superior de aproximadamente 6/6,50 cms.,
banda eptgrâfica de aproximadamente 9,50/10 cms,,
--- campo inferior de aproximadamente
b)
616,50 cms. (7).
Relieve de las letras:
En lo que concierne al relieve de las letras, dos so,luciones se nos ofrecen. O bien las letras
o bien ellas estaban formadas por molde y podían
revestir perfiles variados. El punto triangular restante nos incita a o'ptar por la segunda solución: su
masa <plástica¡ con la superficie plana conservaba señales de dorado con los bo'rdes tallados en <glacis>,
y con un notable saliente de 7 mms., lo que nos permite imaginar letras vistosas de sección triangular,
verdaderas réplicas en relieve de la mejor epigrafía en hueco. Nuestra restitución de la figura 3 no tiene
nada de imperativo sin embargo: mucho,s puntos de detalle podrían ser matizado,s. Hemos escogido,
por ejemplo, una forma de Q enire o'tros y no estamos seguros de todas las ensambladuras. Hemos
hecho sobrepasar la T hacia ariba a causa de Ia pequeñez de la A final (9).
estaban reco,rtadas dentro' del palastro' de bro,nce (8),
Ll
rÉcNrcn DE LAS LETRAS DE BRoNcE.
Las precisiones de orden técnico no abundan, sobre todo las que co,nciernen a este tipo casi
de,sconocido de epigrafía. Lo esencial de 1o que sigue está to,mado de las diversas publicaciones del
mejor especialista de la cuestión, R. Amy (10), gracias al cual vamos a intentar reconstruir las diferentes fases del trabajo del coelator (11). El dibujo de las líneas directrices y de las letras era efectuado, sin
duda, co'n la ayuda de carbón sobre la placa de mármol. Luego sólo se daba importancia a la cuestión
de fabricación de caracteres. Todo lleva a creer que no se co,nstruía un mo de único para un mismo tipo
(7) Se trataba de pequeñas letras y la placa debió ser colocada para ser leída a pequeña altura.
(8) El Museo de Mérida posee fragmentos importantes de letras en núcleo de bronce, de grandes dimensiones, que pueden proceder de las inscripciones monumentales del Teatro de la ciudad.
(9) Debemos este detalle epigráfico a G. Fabre, Profesor de la Universidad de Pau.
(10) R. Amy. "La dedicace" en L'Arc de'Orange, publicado por R. Amy, P-M. Duval, J. Formigé, J. J. Hatt,
A' Piganiol, Ch. Picard, G.-Ch. Picard. París, 1962 (XV Supp. a Gatlia) págs. 143-153 (en particular la "Note technique",
págs. 152'53); R. Amy. "L'inscription de la Maison Carrée de Nîmes". Art. cit. págs.670-686, lám, II. Se pueden
leer igualmente las páginas consagradas a esta cuestión por R. Cagnat en Daremberg-Saglio, s. v. Inscriptiones. T. III,
pá9. 534 y Aem. Hübne¡. Exempla scripttu'ae epígraphicae Latinae a Caesaris dictatoris morre ad aelatem lustìnianì. Berlín, 1885. Cap. IV, Litterae ex metallo caelatae, págs. XXXI-XXXIII, XXXVI y n.o 896, 926-945.
(1 1) Llamado todavía aerarius.
AQVA AVGVSTA, UNA INSCRIPCION CON LETRAS DE BRONCE DE MERIDA
225
de letras: a parlir de un mo'lde eî cera se practicaba, en la superficie de una cubeta de arena grasa,
una impresión en hueco, de la letra deseada. Se vertía el bronce ya al a\re libre, ya según la tecnica
de la cera perdida después de la ocultación y fusión del modelo de cera. Las espigas podían ser vertidas
al mismo tiempo que las letras y luego hacer cuerpo con ella,s, o' bien se las fijaba al do'rso de los caracteres po,r braceaje o soldadura, esta última solución nos parece, en el caso' de nuestra inscripción,
la rnás probable (12). Las letras, una vez extraídas de su molde, eran doradas al oro,, provistas de sus
espigas y colocadas en el campo epigráfico donde dejaban su impronta gracias a una materia coloreada.
El artesano se aplicaba entonces a dibujar, luego a vaciar a cincel las mo'rtajas que desbordaban ligeramente en relación al emplazamiento, de las letras. Se procedía por fin al ajuste de los caracteres que ha
sido efectuado,, en el caso, que nos interesa, a plano, con la ayuda de plomo' líquido y de un so'lo cho'
rro (13). No quedaba más que borrar los trazos directores y co,locar la piedra en el emplazamiento previsto.
r%ffill
rxitttl,,
Fig. 3.-Reconstitución del epígrafe perteneciente al acueducto romano de Cornalvo, denominado Aqua
Augusta. Mérida.
INrsnÉs DocUMENTAL E HISTóRIco.
de orden muy general: nos permite a los epigrafistas
llamar la atención sobre un tipo poco conocido de inscripciones, las inscripciones con letras de bfonce,
cuyo desciframiento ha sido intentado muy pocas veces, ya que faltan pura y simplemente en los mejo'
res libros (14). Estamo,s co,nvencidos de que han abundado en los grandes conjuntos monumentale,s del Alto
El primer interés de un documento tal
es
(12) Para dos let¡as idénticas el emplazamiento de espiguillas difiere: así para la segunda y lerceta A.
(13) El ajuste podía ser efectuado en vertical con ayuda de copitas (R. Amy, art. cít., figura pág. 677)' pero
solamente en el caso de inscripciones monumentales; la placa de Mérida ha sido provista de sus letras antes de ser
puesta en su lugar. Se podía igualmente empotrar las espiguillas con ayuda de hojas de plomo apretadas en las cavidades donde se metían las letras (J. Ch. Balty. op, cit., pág. 162). No es este el caso.
(14) Existen inscripciones con letras de bronce perfectamente legibles porque los caracteres eran metidos en
las cavidades reproduciendo exactamente las letras; son siempre publicadas (por ejemplo la célebre inscripción del Arco de Claudio C.I.L. yI, g20,31203; la de la Puerta de Augusto en Nîmes C.LL. XII, 315; la del Arco de Susa C'I.L.
V,7231; la inscripción del Foro de Hippona, E. Marec "Le Fo¡um d'Hippone" Lybíca II (1954), páes. 363-416, sobre
todo 3g3, etc.). En el caso de las letras de bronce fijadas y no encajadas, es a la inversa: una inscripción tan importante como la del acueducto de Segovia no figura en el Corpus, o bien ha dado lugar a lecturas desacertadas (C. Fernández Casado. Acueductos romqnos de España. Madrid, 1972). I'Jn interesante estudio de la citada inscripción, aún no
aparecido, ha rcalizado el Profesor Blanco Freijeiro.
JEAN HIERNARD JOSE M.A ALVAREZ
226
Imperio, tanto en España como en o,tros lugares (15), y que dibujos precisos de las cavidades subsistentes
a comparacionos numerosas y sistemáticas entre los divorso,s tîtulí nos daún la llave de la mayor parto de ellas (16).
La segunda apørtacrón interesa directamente a Mérida. Desde ahora conocemos la identidad de
uno de los tres acueduotos de la ciudad. Nos queda por detenninar la fecha. A lo que pal€ce, la cuestión no e,s simple. Se sabe que el empleo del epíteto augustus, ougusta, lejos de relacio,narse directamente al reinado, del primer prirwps, hacía alusión al emperador reinanto entre zus sucesores hasta los
Flavios inclusive (I7). La fórmula dquã ãugustø podía puos significar, en el siglo I, ya acueducto augusto, ya acueducto imperial. I-¡s testimonios opigráficos d:e ûeuã augutstÕ, cuando están bien datados, se
escalo,nan en el tiempo, cornprendido entre el reinado de Augusto y el principado conjunto de Marco
Aurelio y Lucio Vero (18), pero es a menudo, difícil de hacer la separación entre la construcción y la
reparación (19). En la misma Ro'ma, lo,s tres ejemplos de aquae augustde atestiguados por Frontino, son
acueducto's o' co,mplementos de acueductos construidos por Augusto (20), pero øt co,njunto,, una parte de
incertidumbre subsiste, sobrc todo, fuera de la capital.
El caso de Mérida no,s pare¿e sin embargo bastante claro: o bien nuestra aquÕ no øs d,ugustø
asociados
(15) Además de las inscripciones citadas
anteriormente, mencionamos sin saber siempre si las letras fueron fi-
(Sagunto), 5055 (Obulco); en Galia y Germania" las
letras de Naix (en el Museo de Nancy), la inscripción del Forum de Arles (F. Benoit, en Mémoires de Ia Société Nationale des Antíquaires de France, 1951, págs. 227 y 238), la del nymphaeum de Nîmes (C.LL. XII, 3152) y de la basflica de Plotina en Nîmes (M. Louis. Carte archéologique de Ia Gaule Romaine. París, 1941. Fasc. VIII, pâg. 72), la del
templo de Augusto y Livia en Vienne (C.LL. XII, 1845 y J. Formigé "Note relative aux inscriptions situées sur la frise
et l'archit¡ave du temple d'Auguste et Livie à Vienne (Iséra)" en Revue Archéologiqu¿,5.n Serie, XXI, 1925, págs. 153154. Estos epígrafes datan en su mayoría del Alto Imperio, pero se encuentran igualmente en Saalburg (Alemania) una
inscripción datada en 2t3 (CJ.L. XIII, 7465 a, letras de núcleo de bronce fijadas por ganchos); en Italia, la inscripción
del templo de Asís (C.I.L. XI, 5378), la del Arco de Trajano en Ancona (C.I.L. IX, 5894), una inscripción de Herculano (C.I.L. X, 1467) y una de Brixia (C.l.L. X, 4324), la dedicatoria del templo de Pola (C.I.L. V, 18:8. Forlati Tamaro. Inscríptiones llalíae, X, fasc. 1, Roma 7941 , nP 21), sin hablar de los tituli de la pars Orientis y del Africa ro
jadas
o
embutidas: en España, C,I.L.
\ ll24 (Itálica), 3869-70
mana.
(16) Quizá algunos procedimientos fotográficos podrían restituir la forma de las letras desaparecidas (infrarrojos, ultravioleta, fluorescencia), cuando han dejado depósitos, por muy ínfimos que sean.
(I7) Sobre el sentido de la palabra Augustus en los textos oficìales, véase R. Etienne. Le culte impérial dans
la péninsule ibérique d'Auguste a Dicoclétien. París, 1958, págs. 289-90.
(18) Epoca de Augusto: C.I.L. VI, 31556:XI,3772 a: Dessau, 5796 (aqua Augusta Síve Alsíetina); época
de Tiberio: C.LL. IX^, 4209, 163 (encontrada en Aquila entre los Vestíni), vuelta a nombrar después del 78, sin duda
a prropósito de una reparación (Dessau, 9368); época de Trajano: C.I.L. ll, 1614 (encontrada en lgabrum, Bética; sobre
su fecha véase R. Etienne, op. cit., p6g. 126; época de Marco Aurelio y Lucio Vero: C.LL. Y,47: Dessau,5755: B.
Forlati, op. cit. X, l, n.o 70 (encontrada en Pola; el nombre de augusta remonta a Augusto). No hemos podido datar
otras dos inscripciones: C.I.L. XIY,2567 a-e (entre Tusculum y los montes Albanos; época de Domiciano según algunos) y C.I.L. II,2343 (Mellaria, B,etica). No hemos podido consultar Sgobbo, Not. Scavi, 1938, pâg. 75, citad,a por B. Forlati, op. cit. (en Campania). Una inscripción de Pozntoli ha sido interpretada como haciendo alusión a ün aqua augusta
en E. Di Ruggiero. Dizíonario Epígrafico di Antichitò Romane, t. 1, reimp. de 1961, pág. 568), cuando el texto de C.I.L.
X, 1805 es: ma(..., /...) v.e / sacerdoti.d.p.immuni / omnibus. hon. oneribus / muneribusque.perfuncto / et.cura.quae.
aug.per.annos
raciones
et arcus
/
omni.sumptu.proprio
/
...
(19) Las inscripciones de Aquila (época flavia) y de Pola (bajo Marco Aurelio) se refieren ciertamente a repa(Dessau, 9368 : Sex. Vitulasius L.f / Qui. Neposcos. / aquan Augustam adiect / fontibus novis sua pec / perduxit
/
novos fecit.
Se encuentran en Frontino varias alusiones a acueductos construidos o completados por Augusto y que, de
hecho, se llaman aquqe augustae. El pasaje más explícito es el siguiente (XII, 1, ed. P. Grimal. Paris, 1944), pág. l1):
Idem Augustus in supplementum Marcíae, quolièns siccitates egerent auxilìo aliam øquam eíusdem bonìtatis opere subteftaneo perduxit usque ad Marciae riyum; quae, ab inventore. adpellatur Augustae. Concierne el suplemento al Aqua
Marcia. Cf. igualmente Frontino, De aquaeductu Urbis Romae V, 6 y LXV, 3 (sobre el suplemento del Aqua Apìa,
dice igualmente a.Augusta) y X[ I (sobre el ø.Alsietína o Augusta, conocida por C.I.L. VI, 31566:3772 a).
(20)
AQVA AVGVSTA, UNA INSCRIPCION CON LETRAS DE BRONCE DE MERIDA
más qus pa,ra diferenciarla de algún otro conduoto municipal o privado, o bien ha sido co'nstruida bajo y
dedicada a Augusto', como llarece 1o probable por lo que decimos a continuación, al identificar co,nvenientemente |a conducción, y teniendo en cuenta además el papel importante jugado por el emperador y
colaboradores (Agrippa especialmente) en la fundación y ornato mo'numental de la capital de la Lusitania (21).
Esruoro ¡,neusorócrco.
Un importante problema queda, por tanto, que resolver: la identificación de la inscripción,
o, mejor aún, su asignación a una de las tres co,nducciones hidráulicas emeritenses. Nuestro primer intento,, al consultar 1a ficha del Inventario, General del Museo, correspo'ndiente al objeto (n'" 20.387) resultaba fallido; no constaba procedenc\a cterta alguna. El problema resultaba, puss, muy difícil de
solucionar. Fueron muchas nusstras observacio,nes en los resto's pertenecientes a las conducciones co'n el
fin de tralaÍ do ver la caja donde pudo estar ubicada la placa de mármo,l sin resultado, corno esPerábamos, positivo. Así las cosais, cuando, un día pudimo,s co,mprobar, en unión del colaborado'r del Museo
Ro,mano de Mérida, don Francisco Peñafiel Castaños, que la inscripción procedía del almacén que formó
en el Teatro, romano el fallecido Comisario de Defensa del Patrimonio, Artístico de'Mérida, do'n Manuel
García Gil. En aquel almacén cuyas piezas ha trasladado en,su totalidad al Museo, su director, don José
Alvarez Sâenz de Buruaga, se viniero,n co,nservando una buena parte do 1o's restos procedentes de las
obras que se llevaro,n a cabo en la ciudad durante lo's año,s cuarenta, cincuenta y sesenta. En una de esas
obras, concretamente en las de la con,strucción del Estadio Municipal, según el valioso, testimonio de un
hombre que la vio, aparecet y la transportó al Teatro, don Juan Perdigón Gttiétrez, actual conserje del
monumento, se descubrió nuestra inscripción hacia el año de 1952. Quedaba pues identificada, sin lugar
a dudas, con la conducción que procedente del embalse de Cornalvollevaba el agua aluzona meridional
de la Colonia. Esta conducción rse llamaba, por tanto', en la Antigüedad AQVA AVGVSTA.
Nuestra primera intención, por su reducido tamaño, fue asignarla a un castellum aquae sl1undo, al llarece{, en el lugar donde hoy so halla el depósito de aguas municipal, en la co'ta 24I, la más alta
de la ciudad, lugar idóneo para la distribución de aguas. Ha sido ésta una hipótesis muy repetida por su
lógica en vario,s de los trabajos dedicados a la conducción. Recientemente, Alfoqlso Jiménez (22) insis'
fía en el tema, al co'nsiderar que desde el posible castellum se surtía en un principio de aguas esa zona
sudeste de la población y, más tarde,la conducción, en los decenios centrales del ,siglo I a. C', según
las características constructivas de los restos co¡ase,rvado,s en la denorninadaYía Ensanche, bien anaTizados por é1, se prolongó hasta las inmediaciones de la actual PTaza de Toros, en el Cerro de San Albín'
donde debió existir un nuevo castellum no descub'ierto aún. El caso es que hasta la fecha no han aparecido los restos del castellum qtJe mencio,nábamos en primer lugat, es decir, el situado en el lugar del
depósito municipal y, al parecer, por las características del terreno, muy sorlnero, sin relleno, co'n la <tosca¡
(alteració,n de feldespato, firme sobre el que se asienta Mérida) muy superficial, no hay muchas esperan-
(Zl) IJn argumento epigráfico nos permite pensar
que la placa de Mérida es perfectamente de época augusque
notar que la G en Augusta es una G estrecha (7 cms.
tea. Aunque la forma de las letras no esté asegurada, hay
G de época flavia tienen normalmente una forma más
las
cuando
de anchura por 10 cms. de altura aproximadamente),
(comparar, por ejemplo, la inscripción del ob'elisco
parte
bajo
Claudiopor
comenzada
otra
cuadrada,
-evolución 882, la dedicatoria del Arco de Claudio, C.I.L. VI, 920, y la del Arco de Tito, C.I.L. VI, 945).
del Vaticano C.I.L. VI,
Hay que notar, por fin, que existen en Mérida, en particular en el Teatro, otras inscripciones con letras de bronce,
que hacen ciertamente alusión a Agrippa'
acueductos de Emerita" en Augusta Emerita. Actas del Simposio Internacional conmemorativo del Bimilenario de Mérida. Madrid, 1976, pâg. 116. Se trata del trabajo más importante realizado hasta la fecha
sobre las conducciones hidráulicas de la ciudad romana; en él se contiene toda la bibliografía sobre el tema'
(22) A. JuÉNez. "Los
JEAN HIERNARD - JOSE M.a AITVAF,EZ
228
a encontrarlo, aunque pudo existir. Lo que sí se halló en ese lugar, según no,s refiere Ma'
cías (23), al hacer la cimentación de los citados depositos municipales, es una clara bifurcación de la
galería, co,n un tramo, de mayores proporciones, en dirección a la Plaza de Toro,s y otro, más pequeño,
que enfilaba hacia el ángulo occidental del Teatro romano'
El lugar del hallazgo, eso sí, concuerda perlectamente con el ttazado de la conducción, y, es
más, co,n el lugar por el que penetraba en la ciudad a través do la muralla. Acaso la inscripción 1rudo
tener su lugar en la misma muralla para señalar la existencia de la conducción, o acaso en un depósito
o piscina limaria hoy desconocido empotrado en el mismo muro.
La conducción de Cornalvo o Aqua Au:gusta ha podido ser fechada recisntemente, por sus par'
ticularidados constructivas por Jiménez (24). Fue, efectivamente, la primera que se construyó en la ciu'
dad y ahora este valioso descub,rimiento que presentamos ha venido a confirmar y completar los datos ya
utilizados para su cronología. Hay que decir, no obstante, que la fecha augustea ya la propuso Rich'
mond (25) en un certero trabajo, quien, además, la situó en el primer lugar cronológico entre las tres
conduccio,nes existentes, por su evidente relación con la muralla de la ciudad en la zona del Anfiteatro,
de primera época (aunque presente en la actualidad cierto carâcter tardío debido sin duda a una restauración), sin olvidar la gran zoma de la ciudad, casi toda ella, que podía abastecer y el poco coste de
pesar de la gran distancia que hay entre su final y eL caput oqu:ae- que no necesitaba de
la obra
zas
de
Tlegar
-a
estructuras aéreas, como las otras dos, al no tener que cruzar ninguna depresión impo'rtante. Por todo ello,
fue el primer acueducto construido en la Colonia.
No muy a la zaga, se construyó la de Rabo de Buey'San Lâzaro, que, como muy bien apuntó
Richmond (26), se hizo principalmente pensando en ur edificio central público. Ahora, muy recientemente, hemos tenido ocasión, en las excavaciones que se han llevado a cabo previas a la construcción del
Museo Nacional Romano, de descubrir parte de su trazado y podemos comprobar cómo se dirige a
buscar la zona central de la ciudad, el ârea del Templode Diana, donde se halla el Foro (27),emplazamiento de unas posible termas, cuyo,s restos acaso' so,n los que cita en el siglo XVII el historiador local
Bernabé Moreno de Vargas, en el comienzo de la actual calle de Baños (nombre por cierto muy expresivo) (28). Esta conducción tendría, por tanto, un carácter muy parecido al de Aqua Virgo en Roma,
construida para surtir de agua a las Termas de Agrippa.
Más tarde, porfin, serealizzría la de Proserpina-Milagro,s, considerada por Jiménez (29) como
perteneciente a la época de Trajano por ciertas características co,nstructivas bien documentadas por el
autor que desechan nuestra teoría expresada en otro lugar de que la conducción pertenecía a los comienzos del siglo I d. C., de acuerdo con una serie de premisas entonces admitidas, como la cornparación
de los sillares del acueducto con los del Teatro y Anfiteatro, semejanza que nos parecía clara tanto a no,sotros corno a otros autores. Esta teoría la expresamo,s co'n motivo, de dar a conocef un depósito aparecido bajo la ermita de <El Calvario>, interesante muestra de la arquitectura emeritense, perteneciente a
(23) M. MlcÍ.1s. Mérida monumental y artística. Barcelona, 1929, pae' 56'
(24) A. Jrrr.lÉNnz, op. cit., págs. 113 ss. Recientemente el autor ha vuelto sobre el tema de las
conducciones
hidráulicas emeritenses en "Problemas de los acueductos emeritenses" en Habìs 7 (1976) p. 271 ss.
(25) L A. Rlgnrono. "The First Years of Emerita Augusta", en Archaeological Journal, vol. LXXXVII'
1930, pág. 109.
Q6) L A. Rlculrlollo. Op. cit., pág. 109'
(27) J. M. Arv¡nBz M¡nrírwz. "El Templo de Diana" en Augusta Emeríta (Actas del Simposio Internacional
conmemorativo del Bimilenario de Mérida). Madrid, 1976, pâ9. 46'
(2S) B. MoneNo or V¡ncts. Hìstorìa de Ia ciudad de MérÌda. Cáceres, 1974, pâ9. 86.
(29) A. JrtiaÉ¡lez. "Problemas de los acueductos emeritenses" Habis-7 (1976), pâ9. 273, 287
ss.
AQVA AVGVSTA, UNA INSCRIPCION CON LETRAS DE BRONCE Dtr MERIDA
la
co,nducción
neo,a
y, aunque
so señalan en
él varias
229
restauraciones que lo, hacen aparecer tardío, es coetá-
su trazado (30).
Esperamos que el hallazgo'de esta inscripción que hemos presentado,, y que viene a documentarno's con seguridad una de las conducciones de la ciudad, pueda servir de base a posteriores, estudios
sobre las tan discutidas conduccio,nes emoritenses, cuya fecha, a pesar de todo, estamo,s seguro,s, se seguirá debatiendo, a excepción, creemos, de la de Co'rnalvo.
Addenda
Tras la redacción de este artículo y su posterior entrega a Sautuo'Ia en septiembre de 1977, se
han producido alguno,s hallazgos importantes en Mérida, que si bien no afectan al contenido' de este
trabajo en sus líneas esenciales, sí es necesario, puntualizar. Son éstos:
1)
Descubrimiento de parte de la conducción Aqva Avgvsta en las inmediaciones del depósito
municipal de aguas, consi,stente en una bifurcación del co'nducto, con un ramal en dirección del teatro y
anfiteatro a los que surtía (San Lázaro nada tenía que ver con esto's mo'numentos), y otro en dirección a
los aledaños de la actual plaza de toros, do'nde situamos el castellum aqude desde los primeros tiempos.
Esto ya lo vio Macías.
2)
Tras las excavaciones efectuadas durante el verano de 1979 en la <Casa del Anfiteatro> se
ha podido comprobar inequívocamente, como explicaremos en la Memoria de los trabajos, que la co'nducción de San Lâzaro co'rresponde con toda seguridad a la época de Augu,sto', como pensaban Richmond,
Almagro, Hauschild y Sáenz de Buruaga, quien ha dedicado recientemente un estudio a la misma (<El
acueducto, de Rabo de Buey-San Lâzaro>t en Estudios dedicados a Corlos Calleio Serrano'. Cáceres'
Ig79). De acuerdo, con lo,s descubriniento,s enunciados hay que desechar de mo'mento (seguiremos trabajando en el tema) las fechas de Claudio y del Bajo Imperio tantas veces pfopuesta. Es la co'nducción
de San Lâzaro la que posiblemente surtía a las termas del foro y toda el ârea central de la ciudad. Al
mismo tiempo hay que ir considerando nuevamente la data pro'puesta recientemente para la de <Los
Milagros> co,mo posiblemente errónea (las analogías entre uno y otro acueducto son más que claras) y tener
en consideración lo expresado por Almagro, Hauschild y nosotros mismos en cuanto a su temprana
fecha.
Creemos que la única manera de ir aclarando problemas inherentes a la's conducciones emeritenses es realizar excavaciones en lugares claves, como se ha hecho este verano en la <Casa del Anfiteatro>, donde la perfecta estratigrafía que hemo,s podido restituir en el corte nos ha proporcio'nado la
primera fecha segura pafa la conducción de SanLâ2arc, y no considerar solamente, como se ha hecho
ha,sta ahora, las particularidades constructivas, que, por lo frágil de nuestro's conocimientos acerca de la
edilicia romana peninsular, nos llevan fácilmente a terrenos quebradizos.
(30) J. M. Arvpez M¡.nrÍN¡2. "En torno al
río de Segovrø. Segovia, 1974 (et
prensa).
acueducto de
"Los Milagros". Actas del Simposío del Bimilena-